El año pasado todo el mundo se las prometía muy felices con el nacimiento de una nueva rivalidad deportiva en la NBA entre las dos primeras elecciones del draft del 2007: Greg Oden y Kevin Durant. Pero al iniciarse la temporada ese apasionante duelo que se presumía por llevarse el Rookie del año nunca se pudo ver en las pistas.
Greg Oden se lesionó y el quirófano le tuvo alejado de las canchas todo el año. Mientras tanto Durant promedió 20'3 puntos y 4'4 rebotes en unos desangelados Sonics que tienen puestas en él todas las esperanzas de futuro. Se llevó sin problemas el trofeo de mejor debutante.
Ahora el center de los Blazers ya se encuentra recuperado y se espera con gran expectación su debut en la NBA. Pero la duda acerca de si la rivalidad deportiva entre ambos surgirá finalmente sigue en el aire.
La respuesta es que probablemente no se dé. Básicamente porque las situaciones en las que se encuentran ambos son bastante diferentes. Durant lleva un año de experiencia a pleno rendimiento recibiendo todos los balones necesarios para obtener grandes números. Su equipo, en este caso los rebautizados Thunders, recorrerá los pabellones de la NBA sin excesivas presiones ni aspiraciones.
Sin embargo, Greg Oden forma parte de uno de los proyectos deportivos más interesantes y talentosos de toda la competición. Por eso su rol va a ser muy determinado y es probable que sus números no tengan nada que ver con los de su rival. En Portland abundan las opciones ofensivas y Oden no recibirá ni la mitad de los balones que Durant.
Además, hay que contar con que el inicio puede ser complicado hasta que retome la confianza en su anatomía y recobre la intensidad necesaria para zafarse en la pintura con cualquiera.
La misión que McMillan le tiene reservada puede que esté lejos de los grandes números, aunque nada es descartable tratándose del número 1 del draft.
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